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“Los precios del diesel han subido, desde el mes de septiembre, un 19%, alcanzando un techo histórico de 3,44 dólares por galón (medida equivalente a 3,78 litros). Los de la gasolina se han incrementado, por el contrario, un 11% en el mismo periodo, hasta los 3,15 dólares, bastante por debajo de los máximos del pasado mes de mayo”. Datos: Secretaría de Estado de Energía de los Estados Unidos. Medio: WSJ del pasado martes. ¿Novedad? No; viene ocurriendo desde septiembre de 2004. ¿Excepción? Tampoco. Más madera. “El gasoil supera a las gasolinas en algunas estaciones de servicio alemanas, pese a un gravamen que es hasta 20 céntimos por litro menor que en el resto de los carburantes”. Datos: teletipo Agencia EFE. ¿Novedad? Absoluta. ¿Ocurrirá lo mismo en España? Sí.

Tiene toda la pinta. Al encarecimiento de los precios del crudo se unen tres factores adicionales en relación con el diesel. Por una parte, la poca capacidad de refino sobrante existente en la industria. En un momento en el que los países del hemisferio norte demandan gasóleo de calefacción para hacer frente al invierno, la oferta global de diesel, cuyo proceso de refino es similar al de aquél, se reduce, encareciendo el producto. En segundo término, se encuentra la ciclicidad de la demanda. Normalmente, el incremento del transporte que provoca la temporada de ventas navideñas, supone un aumento del consumo de gasoil que encuentra su reflejo en precios más elevados. Por último, el gasóleo de automoción es un combustible más inelástico a la demanda que la gasolina normal, con o sin plomo. Quienes lo utilizan, con carácter general, lo han de seguir haciendo con independencia de dónde se sitúe la referencia de compra. No hay que olvidar que es la fuente energética básica del transporte por carretera. Desde una óptica meramente empresarial los distribuidores podrían estar jugando a la maximización de las ganancias manteniendo sus precios elevados. Hay un folleto muy interesante de la Agencia de la Energía norteamericana sobre el particular..

A todos estos considerandos se une, en España, un fenómeno local: la moda del diesel. Según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes, el 71% de los coches que se matricularon en España en 2006 tuvieron al diesel como combustible de referencia. Esta situación ha conducido a un aumento de las importaciones de gasóleo y a precios más elevados del mismo. De hecho, mientras que los costes mayoristas del producto refinado han subido, en lo que va de año, un 45% para las gasolinas, lo han hecho en más de un 55% para el gasóleo. Su reflejo en el mercado minorista no ha tardado en llegar. Los precios de la gasolina se han incrementado en España alrededor del 15% en 2007; los del diesel lo han hecho por encima del 20%. Teniendo en cuenta que la materia prima en origen se ha encarecido casi el doble de lo que lo ha hecho el producto terminado en los surtidores, de producirse nuevas alzas de precios y mantenerse la tendencia, el diesel puede situarse por encima de la gasolina sin plomo antes de que llegue la Semana Santa.