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Las descargas ilegales de películas en internet están diezmando el número de videoclubs. La pérdida de clientes ha causado la desaparición del 30% de los establecimientos de Catalunya desde el 2002. En toda España, unos 1.500 videoclubs han cerrado en los últimos tres años, lo que supone que la piratería se ha llevado por delante el 20% del sector.
En el 2004 había en España unos 6.500 establecimientos dedicados básicamente al alquiler de películas, de los que siguen abiertos unos 5.000, según los datos de las asociaciones de videoclubs. La desaparición de centros tiende a acelerarse. En el último año y medio han cerrado 750, lo que supone un 15% del total y una pérdida de 1.800 puestos de trabajo, según indican los mayoristas del sector videográfico.

CAÍDA DEL NEGOCIO
En el 2006 se pusieron en alquiler más títulos que en el 2005 (649 frente a 516), aunque con menos copias distribuidas (3,1 millones frente a 3,5). La Unión Videográfica Española cuantifica el impacto de la crisis del alquiler en el negocio en un recorte del 19% en los ingresos al volatilizarse 17,5 millones de euros.
"En 2002, teníamos censados unos 1.090 videoclubs en Catalunya y en los últimos datos de los que disponemos, del año 2006, solo constan 770", explicó a Efe el presidente de la Asociación de Videoclubs de Catalunya (Asvica), Carles Pastor. El descenso en el número de establecimientos también coincide con el VHS por el DVD.
Pastor, propietario de un videoclub en el Clot de Barcelona, lamenta que una parte importante del público habitual de estos establecimientos ya no acude a ellos, "porque ya se baja lo que quiere de Internet sin ningún problema".

EMPRESAS PEQUEÑAS
El sector vivió su época dorada a finales de la década de los ochenta, con más de 2.000 establecimientos abiertos solo en Catalunya, pero actualmente la facturación media de estos establecimientos ha caído alrededor de un 40%, una disminución que afecta a un negocio formado sobre todo por "empresas unipersonales o familiares".
A este retroceso se le debe sumar la inversión que muchos de estos establecimientos han hecho en expendedores automáticos para dar servicio las 24 horas del día, que ascienden en cada caso a 30.000 euros.
"Montar un videoclub hoy en día ya no sale a cuenta", expone Pastor, que recuerda que la crisis ya se manifestó con el cierre de la cadena Blockbuster en el 2006, que afectó a 688 trabajadores.
El presidente de Asvica considera que las descargas ilegales a través de internet son un problema con una raíz "política" y reclama que la policía dedicada a delitos informáticos también se dedique al rastreo intensivo de este tipo de descargas.
A su juicio, las sanciones tienen que "tocar el bolsillo", y apoya el anuncio del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de cortar el acceso a Internet a los usuarios que recurran con frecuencia a las descargas ilegales de contenidos culturales. La medida responde a un pacto alcanzado entre el gobierno francés, el sector de la música y el cine y los proveedores de acceso a la red.
Sin embargo y a pesar de los malos augurios, Carles Pastor, que acumula casi 25 años de experiencia en el sector, es optimista respecto al futuro. "Primero aparecieron las televisiones privadas --explica-- y todo el mundo nos dio por muertos; luego vino Canal+ con los estrenos y también sobrevivimos; después la televisión digital por satélite y seguimos aquí; antes o después volveremos a ver la luz al final del túnel".