Casi un centenar de gallegos se dio de baja este año en la Iglesia
Casi un centenar de gallegos ha formalizado este año su renuncia a la Iglesia. Aunque la práctica totalidad de la población de Galicia ha sido bautizada al poco de nacer, lo que significa su inmediata adscripción a la fe católica, en los últimos cinco años se han disparado los casos de apostasía, es decir, de personas que renuncian o abjuran de su religión. Un sentimiento de decepción personal o el desacuerdo con la actuación y decisiones que adoptan las autoridades eclesiásticas son las razones que han motivado a un total de 89 gallegos a darse de baja de la Iglesia en lo que va de año.
Su renuncia no implica en ningún caso que su nombre sea borrado de los registros bautismales, sino una anotación aclarando que esa persona ha abandonado la fe católica. A efectos prácticos un apóstata queda excluido de participar en los sacramentos, no tendrá derecho a las exequias fúnebres cuando muera, tampoco podrá ser padrino de bautismo y confirmación y necesitará una dispensa del obispo si se quiere casar con una persona creyente.
Es al Arzobispado de Santiago de Compostela a donde llegan la mayor parte de las peticiones de apostasía. En lo que va de año en esta archidiócesis se han tramitado un total de 57 renuncias. En el Obispado de Lugo se formalizan una media de seis bajas al año y en el de Vigo-Tui se han gestionado en lo que va de 2007 once.
Al Obispado de Ourense les han llegado 20 solicitudes este año, pero hasta el momento sólo diez de las personas que pidieron apostatar han ratificado su decisión de abandonar la fe católica. Lo mismo ocurre en Mondoñedo-Ferrol donde se presentaron 10 solicitudes, pero sólo se han formalizado cinco renuncias.
Hace más de cinco años la apostasía se reducía a casos anecdóticos en la Iglesia, pero recientemente este fenómeno ha ido en aumento. "Antes de 2004 los casos que teníamos eran muy raros. Eran sobre todo emigrantes en Alemania, donde se cobraba un impuesto para financiar las distintas confesiones religiosas. Para no pagarlo muchos gallegos se declaraban no creyentes", explica el vicario general del Obispado de Ourense, José Estévez.
Cada vez son más, sin embargo, los críticos con la Iglesia y algunos de ellos llevan su disidencia al extremo de exigir su renuncia formal como católico. La muestra es una reciente sentencia dictada por la Audiencia Nacional reconociendo, por primera vez, el derecho a apostatar de un valenciano que se quejaba de las trabas que ponía la Iglesia a su intento de abandonar la fe.
"Es un trámite que requiere cierto papeleo, porque hay que buscar la certificación de bautismo y después entrevistarse con nosotros en presencia de un notario", explica el vicario general del Obispado de Mondoñedo-Ferrol, Antonio Rodríguez Basanta.
Para solicitar la apostasía se escribe una carta solicitando darse de baja. "Yo les contesto con otra misiva en la que les invito a una entrevista personal o al menos a que se identifiquen convenientemente para llevar a cabo los trámites", explica el vicario general de Ourense. Según dice, en ocasiones mediante este careo consigue hacer desistir a la persona que había solicitado abandonar la Iglesia.
En todo caso, aclara que siempre hay posibilidad de retorno. "Las puertas de la Iglesia nunca quedan cerradas", asegura.
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