Arquitectos a la caza de obra pública

Es lo que tiene una economía sustentada en ladrillos. Ahora que se ha producido una desaceleración económica, muchas obras han quedado suspendidas en el aire. Las situaciones más habituales en las promociones son las que siguen:


  • Las promociones que todavía no se habían iniciado han quedado paralizadas.
  • En aquellas promociones en las que se había vendido una pequeña cantidad de pisos, se ha optado por indemnizar a los compradores y abandonar los proyectos.
  • Las obras en las que se habían vendido muchos pisos, han seguido adelante, aunque se han ralentizado.

En el inquietante mapa de la construcción en España, principal motor que ha empujado a la economía española, esta situación ha afectado a muchos sectores: desde fabricantes de ladrillos hasta fabricantes de puertas. Otro de los sectores que han tenido que plegarse a las condiciones actuales y variar su rutina de trabajo son los despachos de arquitectos. Ante la paralización de nuevas promociones, la mayoría ha tenido que volcar sus esfuerzos en concursar y tratar de hacerse con las obras públicas: guarderías, centros de atención primaria, vpos...

El problema es que, al ser una situación que afecta prácticamente a todos los despachos por igual, muchos convergen ahora en los concursos de obra pública, por lo que se ha disparado la competencia. "A los concursos donde antes se presentaban cinco o seis proyectos, ahora convergen hasta 100 equipos", nos dice Maruxa Touceda, arquitecta que trabaja en Barcelona. En estas circunstancias, "muchos despachos pierden dinero, al invertir muchas horas y no obtener la adjudicación".

El Gobierno ha anunciado que potenciará la inversión en obra pública con el fin de asumir parte de los efectos de la crisis en la construcción de promociones. Por ejemplo, los Ministerios de Vivienda y Defensa anunciaron un convenio de colaboración para impulsar la urbanización de suelo público para vivienda protegida, con una inversión inicial de 77 millones de euros. Sin embargo, "es un proceso lento", según reconoce Victoria Garriga, del despacho AV62 Arquitectos. De esta forma, presentarse a los concursos públicos que se anuncian es la única opción por el momento para un buen número de despachos que, en los años precedentes, centraron sus esfuerzos en las promociones de viviendas.

¿Va a ser positiva la concurrencia de tantos proyectos para la innovación y la calidad de las viviendas públicas? No necesariamente. Por un lado, Maruxa Touceda cree que hay bastantes reticencias a aceptar proyectos novedosos y soluciones constructivas arriesgadas. "Es dinero público, por lo que no suelen arriesgarse ante la posibilidad de que las soluciones no estén absolutamente probadas", asegura Touceda.

Victoria Garriga también opina en una dirección parecida: "Primero, los plazos y la inversión necesarios para hacer un proyecto innovador son muy amplios, y para concursar en obra pública no suele haber grandes plazos". En segundo lugar, los jurados de los concursos ahora tienen que enfrentarse a un aluvión de proyectos, por lo que va a ser muy difícil que se hagan análisis profundos. Por último, ahora los proyectos, con el afán de distinguirse de todos los demás, van a tener que ser vistosos o encontrar fórmulas para llamar la atención por encima de los demás. Esto, a la larga, puede ser negativo para la intensidad de reflexión que requieren los buenos proyectos, opina Garriga.

Pero no todos los despachos llegan a esta nueva situación en una posición de igualdad. Los concursos, para hacer criba, han multiplicado su atención sobre los currículos de los despachos. De este modo, aquellas empresas que se volcaron en las promociones tienen una trayectoria casi virgen en materia de obra pública, por lo que les resulta mucho más difícil avanzar hacia las fases definitivas de los concursos.

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