Michio Kaku habla de la ciencia tras los OVNIS
En el año 1600, el ex fraile dominico y filósofo Giordano Bruno, fue quemado vivo en las calles de Roma. Para humillarle, los dirigentes de la iglesia le colgaron primero boca abajo y le azotaron desnudo. ¿Por qué eran tan peligrosas las enseñanzas de Bruno? Se había hecho a si mismo una pregunta: ¿hay vida en el espacio exterior? En lugar de tomar en cuenta la posibilidad de contar con miles de millones de santos, papas, iglesias y Jesucristos en el espacio exterior, para la iglesia resultaba mucho más conveniente quemarlo en la hoguera.
Durante 400 años el recuerdo de Bruno ha obsesionado a los historiadores de la ciencia. Pero Bruno se cobra cumplida venganza cada pocas semanas: aproximadamente dos veces al mes se anuncia el descubrimiento de un nuevo planeta extrasolar orbitando alrededor de una estrella; hasta el momento se ha documentado el hallazgo de más de 250 de estos mundos. La predicción de Bruno sobre planetas extrasolares se ha cumplido, pero una de sus preguntas perdura. Aunque la Vía Láctea esté tal vez plagada de mundos extrasolares ¿cuántos de ellos podrían albergar vida? Y si la vida inteligente existe ¿qué puede decirnos sobre ella la ciencia?
Algunos afirman que los extraterrestres ya han visitado la Tierra en forma de OVNIS. Los científicos normalmente descartan la posibilidad de los OVNIS porque las distancias entre las estrellas son demasiado vastas. Pero el año pasado, el gobierno francés hizo público un informe realizado por el Centro Nacional Francés para el Estudio del Espacio, que incluía 1.600 avistamientos de OVNIS a lo largo de los últimos 50 años, y constaba de 100.000 páginas con los relatos de los testigos, grabaciones de vídeo y audio. El gobierno francés afirmó que el 9% de estos avistamientos podrían explicarse por completo, que otro 33% tenían explicaciones posibles, pero que del resto no podía determinarse nada.
Los casos ufológicos más creíbles cuentan con: a) múltiples avistamientos por parte de testigos independientes y creíbles y b) evidencias de múltiples fuentes, tales como avistamientos oculares y por radar. Por ejemplo, en 1986 se dió un caso de avistamiento OVNI por parte del vuelo JAL 1628 sobre Alaska, que fue investigado por la Administración Federal de Aviación. El OVNI fue visto por pasajeros de ese vuelo, y se siguieron también sus evoluciones desde un radar en suelo. De forma similar, existen multitud de lecturas de radar de la presencia de unos triángulos negros sobre Bélgica en los años 1989 y 1990, cuyas evoluciones fueron seguidas por radares de la OTAN y cazas interceptores. En 1976, hubo un avistamiento sobre Teherán que provocó múltiples fallos en los sistemas de un caza interceptor F-4. Pero lo que resulta frustrante para la ciencia es que, de los miles de avistamientos registrados, ninguno ha producido ni una sola evidencia física que pueda conducir a intentos de reproducción de los resultados en un laboratorio. No tenemos ADN alienígena, ni chips de computadora extraterrestres ni se han conseguido evidencias físicas de un aterrizaje.
Podríamos preguntarnos qué clase de nave espacial podrían ser. Aquí tenemos alguna de las características que han sido reportadas por los observadores:
a) Se sabe que pueden hacer zig-zag en el aire.
b) Se sabe que pueden detener la ignición de un vehículo e interrumpir el suministro eléctrico;
c) Planean silenciosamente.
Ninguna de estas características encaja con la descripción de los cohetes que hemos desarrollado en la Tierra. Por ejemplo, todos los cohetes conocidos dependen de la tercera ley de Newton sobre el movimiento (a cada acción, se opone una reacción igual pero opuesta); además los OVNIS citados no parecen tener tobera. Y las fuerzas g creadas por un platillo volante que volase en zig-zag excederían 100 veces a la fuerza gravitatoria en la Tierra, por lo que bastarían para aplastar a cualquier criatura terrestre.
¿Se podrían explicar las características de un OVNI de este tipo empleando la ciencia moderna? En las películas siempre se asume que hay alienígenas pilotando estas naves. Lo más probable, sin embargo, es que de existir estas naves, no sean tripuladas (o que sean tripuladas por seres que sean parte orgánicos parte mecánicos). Esto explicaría por que la nave puede ejecutar patrones generadores de fuerzas g que normalmente aplastarían a un ser vivo.
Cualquier civilización alienígena lo bastante avanzada como para enviar naves estelares a través del universo habrá ciertamente dominado la nanotecnología. Esto podría significar que sus naves espaciales no tendrían por qué ser muy grandes; podrán enviar millones de nanomáquinas a explorar planetas deshabitados. Las lunas desoladas, podrían tal vez ser las mejores bases para esta clase de nanonaves. De ser así, quizás nuestra propia luna ha sido visitada en el pasado por una civilización similar a la descrita en la película “2001: una odisea espacial”, en la cual se hace la que quizás sea la descripción más realista de un encuentro con una civilización extraterrestre.
Algunos científicos se han burlado de los OVNIS porque no encajan con ninguno de los enormes diseños de propulsión considerados hoy en día por los ingenieros, tales como motores de fusión ramjet, enormes velas solares activadas por laser y motores nucleares, todos los cuales podrían llegar a medir incluso kilómetros. Pero los OVNIS podrían ser pequeños como un avión a reacción, y cargar combustible en una base situada en una luna cercana. De modo que los avistamientos podrían corresponder a naves de reconocimiento no tripuladas.
Traducido de Prof Michio Kaku on the science behind UFOs and time travel (autor: Michio Kaku). Este artículo es un extracto de su libro Physics of the Impossible
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