El hombre del referéndum, Raymond Crotty
Un amigo irlandés me comentaba el otro día en un chat que los irlandeses se acababan de convertir en “los malos de Europa”. Le contesté que para otra mucha gente se habían convertido en “héroes”, simplemente por haber podido ejercer su derecho a decidir en un referéndum. Un millón y medio de irlandeses (los que acudieron a las urnas el 12-J) habían decidido por 500 millones de europeos. ¿Quiénes son los “malos de la película”: los que votan libremente en la República de Irlanda o los que han decidido que en 26 Estados miembros de la UE no se van a convocar referendos?
A veces en nuestro mundo un ciudadano puede cambiar la historia. ¿Sabéis por qué Irlanda tuvo que convocar un referéndum? Todo es culpa de un solo hombre. Y del Tribunal Supremo irlandés, claro está. Nuestro ‘héroe’ se llama Raymond Crotty y en 1987 emprendió una demanda legal contra el Gobierno irlandés que se conoce en la jurisprudencia irlandesa como “Crotty versus An Taoiseach”.
Raymond Crotty, historiador y científico social, apeló al Tribunal Supremo al considerar que el Gobierno no podía ratificar el Acta Única Europea al ser contradictoria con la Constitución irlandesa. El hecho de que el Gobierno de Dublín deba consultar la política exterior con otros Estados miembros de la UE, tal como recogía el Acta Única, contradecía el artículo 6 de la Constitución, según resolvió el alto Tribunal, por lo que se requería el asentimiento del pueblo irlandés. Aunque Crotty puso en cuestión otros aspectos del Acta Única, el Tribunal Supremo sólo asumió la relativa a la política exterior.
Esta sentencia del Supremo se convirtió en la Décima Enmienda de la Constitución de Irlanda (Bunreacht na hÉireann). A partir de este momento, cada cambio significativo en los Tratados de la Unión Europea debe ser ratificado por el pueblo irlandés en referéndum, ya que cada modificación importante en la arquitectura europea adquiere la forma de una enmienda al artículo 29 de la Constitución de la República de Irlanda.
De esta forma, el 12 de junio de 2008 los irlandeses han rechazado en referéndum la Ley de la Vigésima octava Enmienda de la Constitución, por la que se pretendía eliminar dos apartados y añadir otros seis en el artículo 29 de la carta magna irlandesa, para hacerla compatible con el Tratado de Lisboa de la Unión Europea. [Fuente: Wikipedia]
Así que ya veis el poder que puede llegar a tener una sola persona en una sociedad democrática. Un nuevo ejemplo de la rebeldía irlandesa. El Sr. Crotty derrotó al Gobierno irlandés en los tribunales y, por eso, desde entonces se tiene que contar con la opinión del pueblo irlandés para ratificar los tratados europeos. Otra cosa es que lo que diga el pueblo nos guste más o menos, pero resulta impecablemente democrático.
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